El ciclo de cine de la Fundación Alimerka «Líderes sociales: personas que transforman la realidad» llegó este lunes a su fin con la proyección de «Los hijos de Lucía», el documental que narra la historia de la creación de la Fundación AYMY Los niños de Haití. La joven responsable de este idealista proyecto, Lucía Lantero, estuvo presente en el Teatro Filarmónica y compartió su experiencia de vida con los asistentes durante el coloquio posterior a la película.

Lucía llegó a Haití para hacer un voluntariado de reforestación y se encontró con una realidad que le impidió mirar hacia otro lado: la situación de los niños de la calle. «Cuando llegué no podía concebir que nadie se fuera a ocupar de esos niños. Al darme cuenta de que nadie iba a hacer nada por ellos decidí quedarme, siempre pensando en montar un orfanato para que luego viniesen otros a hacerse cargo. Yo no me sentía preparada para asumir y liderar algo así». Pero nadie llegó y Lucía y su compañero Alexis siguieron al frente de un proyecto que fue creciendo a pasos agigantados. «En unos días pasamos de tener 5 a 10 niños y así fueron llegando cada vez más».

El documental describe las muchas piedras que tuvieron que sortear en un camino que aún sigue siendo tortuoso. «Haití es un lugar muy difícil. Hay muchísima corrupción y los niños se perciben como un bien, un negocio. Hay muchísimo tráfico de órganos, de personas… Es muy complicado trabajar en un contexto así». La región de Anse-à-Pitre donde trabaja AYMY tiene aproximadamente 32.000 habitantes y solamente hay un colegio con plazas para 300 niños. Así que la siguiente aventura en la que decidieron embarcarse fue la creación de su propia escuela. «Fue algo maravilloso pero también muy duro. La gente de la comunidad nos rechazaba, no entendía lo que estábamos haciendo. Recuerdo que de camino a las aulas íbamos cantando para no escuchar los insultos que nos lanzaban. Actualmente podemos decir con orgullo que tenemos la única escuela gratuita de la zona». Además, AYMY tiene en marcha otros proyectos ambiciosos. «Estamos dando también formación profesional, talleres para madres y padres y, con la ayuda de la Fundación Alimerka, hemos abierto una panadería. Queremos crear una pequeña economía para garantizar el futuro de esos niños». 

Madre de dos hijos en España, Lucía habla con admiración de sus hijos haitianos «que para mí son iguales que los de aquí. Tengo hacia ellos el mismo sentimiento de cariño y responsabilidad», explica. «Al principio no es fácil vivir en esta dualidad pero la única manera es aceptarlo y comprender que si no tuviéramos los medios que tenemos aquí, no podríamos hacer nada allí».

Nelson, el primer «hijo» de Lucía en Anse-à-Pitre, es uno de los protagonistas del documental. Su ejemplo para comprender la realidad que viven en Haití tantos menores solos, despojados del derecho a ser niños. Sus palabras de admiración hacia ella resumen esta historia: «La vida consiste en creer siempre que sí se puede. Repetirlo una y otra vez y seguir adelante. Lucía dijo sí se puede y ahí está el resultado».