Dentro de los proyectos seleccionados en la I Edición de la Convocatoria de ayudas a la investigación en Ciencias de la Salud podemos encontrar el trabajo sobre sarcomas óseos liderado por Juan Tornín: Combinación de transcriptómica e ingeniería de tejidos para mejorar la medicina de precisión en sarcomas óseos. El equipo, en el que también se encuentran Óscar Estupiñan, Verónica Blanco, Alejandro Braña, Cristina Canal, Dzohara Murillo, Carmen Huergo, René Rodríguez, Verónica Rey, Borja Gallego y Aida Rodríguez, pertenece a la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado de Asturias (FINBA) y al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA).

Este proyecto ha sido elegido por el comité evaluador dentro del área de Oncología, atendiendo a criterios como la capacidad de trasladarlo a la práctica médica. Esto es importante para mejorar la calidad de vida de muchas personas enfermas.

En este caso se habla de sarcomas, tumores muy agresivos y difíciles de tratar, cuyas terapias no han cambiado en los últimos 40 años. Cirugías invasivas y grandes ciclos de quimioterapia para unos tumores que afectan principalmente a niños y jóvenes.  

Actualmente no hay muchas investigaciones dedicadas a los sarcomas y las terapias que se ensayan suelen fallar en el 95% de los pacientes debido a que los modelos utilizados están muy anticuados, al no representar la complejidad del tumor ni los inconvenientes de los tratamientos en hueso y cartílagos. 

“La medicina de precisión busca las vulnerabilidades del tumor de forma particular, es decir, las alteraciones de cada paciente se tienen que tener en cuenta para diseñar terapias personalizadas. Pero para poder hacer esto, los investigadores tenemos que crear “avatares personalizados” en el laboratorio y así identificar qué terapias pueden ser las mejores, y a día de hoy los modelos actuales están lejos de ser óptimos, ya que no representan la composición ni el comportamiento del tumor original”, explica Juan Tornín. 

La nueva vía de ataque que propone este proyecto se basa en la ingeniería de tejidos, que permite sintetizar y diseñar y construir estructuras con materiales como el colágeno, para después sembrar en su interior en el laboratorio células tumorales procedentes de pacientes del HUCA y que se comporten como lo harían en el paciente y no en un plástico.

Esos avatares tumorales permitirían descubrir nuevos marcadores, terapias y resistencias y mejoraría la salud y calidad de vida de los pacientes si puede trasladarse, con el tiempo, a la práctica clínica.