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Asociaciones de voluntariado

Humanización en ambientes hospitalarios

El programa se desarrolla actualmente en catorce hospitales de Asturias y Castilla y León ofreciendo a pacientes y familiares bebidas, snacks, prensa y revistas con el fin de hacer más llevaderos los tiempos de espera de las consultas y tratamientos, así como adecuando espacios de descanso y espera en algunas unidades.

Actualmente se han instalado 22 neveras repartidas en servicios de Oncología, pediátrica y de adultos, Hematología, Cuidados paliativos y Hospitales de día que son repuestas de manera periódica con las bebidas y los snacks para los usuarios.

Esta iniciativa se lleva a cabo con la colaboración de los voluntarios de la Asociación Española Contra el Cáncer, la Asociación Down Principado de Asturias y la Fundación Asturiana de Atención y Protección a Personas con Discapacidades y/o dependencia (FASAD) y un convenio con ILUNION, que permite contar con un trabajador para la reposición.

Además de la ambientación de espacios, el programa incluye el apoyo a viviendas de respiro próximas a hospitales. Se valoran las intervenciones más adecuadas en colaboración con el personal sanitario, los equipos de gestión hospitalaria y las asociaciones de pacientes. Estas medidas persiguen mejorar los espacios y romper con la imagen más tradicional del entorno clínico, además de generar un ambiente más familiar.

En el Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo) también se mantiene una colaboración con la Asociación de familias de niños con cáncer “Galbán”, mediante la reposición de productos para su sala de respiro, instalada en la planta de Pediatría. Además, colaboramos con el servicio de voluntariado hospitalario que la Asociación PYFANO de niños con cáncer tiene en marcha en los hospitales Clínico y Río Hortega de Valladolid. También se colabora con Clowntigo, payasos de hospital, en el Hospital de Cruz Roja en Gijón.

Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)


Sala de respiro para familiares de pacientes de Hematología en el Complejo Asistencial Universitario de León (CAULE) 


Gonzalo Recio, trabajador de ILUNION


Desde hace más de tres años, un acuerdo con ILUNION permite dar continuidad al programa de Humanización, activo en 14 hospitales y 22 servicios o unidades oncológicas de Asturias y Castilla y León.

El objetivo es apoyar a pacientes y familiares y hacer más llevaderas las estancias en los centros hospitalarios, ofreciendo agua, zumos, yogures y algún refresco. Se trata de una colaboración que no solo contribuye a humanizar estos espacios, sino que también da un paso al frente por la inclusión laboral de personas con algún tipo de discapacidad.

Gonzalo Recio lleva desde los inicios del acuerdo encargándose de reponer estos productos en todas las salas de espera tres veces por semana.

 ¿Cómo fue su primer contacto con ILUNION?

Vi su oferta de trabajo en Inserta, un buscador de empleo para personas con discapacidad del grupo ONCE, envié la solicitud y a la semana me hicieron la entrevista en la tienda que tienen en el Hospital Universitario Central de Asturias. Un mes antes había realizado un curso de formación para vendedor de la ONCE.

¿Está contento con este proyecto?

Sí. Para mí es muy importante la faceta de mejorar, en la medida de lo posible, el paso de los pacientes por las zonas de tratamiento. A mí me ha tocado de manera directa. Al mes de comenzar este trabajo le diagnosticaron a mi padre cáncer en la sangre. Fue muy emotivo coincidir con él en la sala de espera del Hospital de Cabueñes de Gijón.

¿Qué opiniones recibe cuando va a reponer?

Los profesionales sanitarios me dicen que nuestra contribución es muy positiva ya que durante su tratamiento diario, que puede durar horas, el paciente necesita estar continuamente ingiriendo líquidos. Los pacientes y familiares están encantados. La mayoría opina que el surtido es espectacular. Abren la nevera para coger su botellín de agua y se encuentran con refrescos, zumos y bebidas probióticas. Ellos mismos me comentan que el hecho de disponer de las neveras es para ellos un lujo.

¿Ha percibido algún cambio en estos años?

Con el paso del tiempo los pacientes ya hasta reconocen mi coche en el aparcamiento del hospital y los tiempos en aparezco por la sala de espera suelen repetirse, con lo que a veces antes de entrar por la puerta, ya he despachado unos cuantos botellines de agua (sonríe). La imagen de Alimerka que se llevan los usuarios de este servicio está muy reforzada.

Echando la vista atrás, ¿qué ha supuesto a nivel personal y profesional trabajar en este proyecto?

A mí me vino muy bien. Empecé a trabajar aquí en una época en la que la incertidumbre generada por la pandemia hacía que el trabajo escasease. Yo venía de trabajar como reponedor en centros comerciales pero esto es totalmente diferente. En aquel trabajo el contacto con el cliente/usuario era mínimo y se limitaba a orientar sobre la situación de los productos. Aquí el contacto con el usuario es más estrecho. Digamos que es un trabajo más agradecido; recibes al instante el cariño de la gente. En mi caso, al padecer una discapacidad, el hecho de tener una rutina es para mí vital. Yo sé que los martes, por ejemplo, me toca visitar HUCA, Cabueñes y San Agustín o que los jueves, cada 15 días, viajo a Cangas del Narcea. Esta forma de trabajar, teniendo en cuenta el mundo en que nos ha tocado vivir, donde las cosas cambian rapidísimo, a mí me reduce la ansiedad. Es por ello que desde aquí aprovecho para agradecer a ILUNION y a la Fundación Alimerka la oportunidad que me han dado.